¿PARA QUE TOMAR ESTÁ FORMACIÓN?:
Las nuevas constelaciones del Espíritu Santo nos invitan a recorrer un camino de transformación interior y de sanación profunda. Es una experiencia que trasciende lo personal y lo visible, abriendo el corazón a un encuentro con lo divino.
En esta formación no solo recibes herramientas para acompañar a otros, sino que también se te ofrece la oportunidad de reconciliarte con tu historia, con tus vínculos y con tu relación con Dios.
Guiados por la luz del Espíritu Santo, estas constelaciones revelan el orden amoroso que se encuentra detrás del aparente desorden de la vida. Cada sesión nos abre a nuevas comprensiones y nos brinda la fuerza para mirar lo que antes parecía imposible de aceptar.
Mirar con compasión a quienes son diferentes:
Aprendemos a observar la vida desde un lugar más amplio, sin juicios ni resistencias. La diferencia deja de ser una amenaza para convertirse en un regalo, pues nos enseña que cada persona ocupa un lugar legítimo en la existencia. La compasión abre la puerta a la reconciliación con lo que antes rechazábamos.
Liberar fidelidades inconscientes que limitan:
Muchas veces cargamos, sin darnos cuenta, con dolores, destinos o sacrificios de nuestros ancestros. Estas lealtades invisibles nos atan al sufrimiento y nos impiden avanzar. A través de las constelaciones podemos reconocer esas cargas, honrarlas y dejarlas en paz, permitiéndonos elegir una vida más libre, plena y en sintonía con el amor.
Reconciliarnos con nuestras raíces y vínculos:
Sanar no significa olvidar, sino mirar con nuevos ojos la historia que nos dio origen. Al reconciliarnos con nuestros padres, con nuestra familia y con las experiencias vividas, dejamos de luchar contra lo que fue y encontramos paz en nuestras raíces. Desde allí brota una nueva fuerza para caminar con libertad hacia nuestro propio destino.
Decir sí a la vida tal como es:
Estas constelaciones nos enseñan a rendirnos con humildad ante lo que existe, a agradecer incluso lo que aún no entendemos y a confiar en que todo tiene un propósito mayor. Al decir “sí” a la vida tal como es, experimentamos gratitud, confianza y alegría, y aprendemos a habitar el presente con plenitud.
Cada encuentro no solo transforma a quien recibe la constelación (Consultante y participante), sino también al terapeuta. En este proceso, el acompañante también sana, aprende a rendirse y se abre a ser un canal de amor, perdón y milagros. Es un camino que nos recuerda que todos estamos en proceso de aprendizaje y que la verdadera fuerza surge de la entrega al Espíritu.
Si sientes el llamado a transformar tu vida y abrirte a un proceso profundo de sanación, estás en el lugar indicado.
Aquí encontrarás un espacio seguro, amoroso y lleno de sentido, donde podrás reconciliarte con tu historia y abrirte a la plenitud de lo que eres.